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El signo de interrogación inicial (¿) y el signo de exclamación o admiración[1] inicial (¡)[nota 1] son dos signos de puntuación usados para comenzar oraciones o cláusulas interrogativas y exclamativas respectivamente y son característicos únicamente de la lengua castellana, así como de las lenguas warayas o samareñas (habladas en Sámar, Filipinas), que tienen vínculos culturales con el español y por influencia de éste.[2] También se pueden combinar de varias maneras para expresar la combinación de una pregunta y sorpresa o incredulidad (¿¡!?).[nota 2] Se combinan con el signo de exclamación o interrogación al final de la oración o cláusula, los cuales están invertidos y sí se usan en el resto de idiomas (?, !). Los signos de puntuación de apertura siempre tienen un signo de cierre equivalente. A diferencia de los signos de puntuación finales, los signos de puntuación iniciales se escriben como asta descendente de la línea de base.
El signo de interrogación inicial (¿) fue recomendado por la Real Academia Española en 1753 y el signo de exclamación inicial (¡) en 1754, sobre todo en frases largas.[3] Esto es porque en otras lenguas, como el inglés, la estructura sintáctica cambia dependiendo de si se trata de una afirmación o interrogación, por ejemplo: I can tell you («te lo puedo decir») vs. Can I tell you? («¿te lo puedo decir?»), mientras que en castellano la estructura permanece idéntica, por lo que un lector no sabría hasta el final si se trata de una oración afirmativa o interrogativa. Al no precisarse cuándo una frase es corta y cuándo es larga, la RAE decidió zanjar el asunto estableciendo los signos iniciales como obligatorios.
En informática, las marcas invertidas son compatibles con varios estándares, incluidos ISO-8859-1, Unicode y HTML. Se pueden ingresar directamente en teclados diseñados para países de habla hispana, o mediante métodos alternativos en otros teclados.